viernes, 19 de octubre de 2012

EXTASIS


El éxtasis es un estimulante psicoactivo. De
hecho, el término "éxtasis" no se refiere a
una sustancia única, sino más bien a diversas sustancias similares entre sí por sus
propiedades químicas y sus efectos. Suele
circular en forma de tabletas o píldoras,
aunque puede venir también en forma de
cápsulas o en polvo. La forma y el tamaño
de las tabletas pueden variar mucho.                                               


Durante los últimos diez años aproximadamente, el consumo de éxtasis ha cobrado
auge en las principales corrientes culturales
de determinados países. En particular, al
parecer los más jóvenes suelen tener un sentido distorsionado de la seguridad respecto
del consumo del éxtasis, pues creen erróneamente que se trata de una sustancia segura
y benigna.

Cómo se consume

Por lo general se consume por vía oral,
aunque también puede inyectarse o
inhalarse.

Cómo afecta a los que lo consumen

El éxtasis puede aumentar los niveles de                                            
compenetración y empatía y producir una
sensación de intimidad afectiva con los que
están alrededor. Suele consumirse en las
fiestas "rave" (fiestas bailables que duran
toda la noche) para aumentar la sociabilidad
y los niveles de energía de los participantes.

CUALES SON LOS RIESGO ASOCIADOS  POR SU CONSUMO

A corto plazo, puede inducir al organismo a
ignorar ciertos síntomas negativos como la deshidratación, los mareos y el agotamiento,
y también puede socavar su capacidad para
regular la temperatura. Además, puede
dañar gravemente órganos internos como el
hígado y los riñones, y a veces provocar convulsiones e insuficiencia cardíaca.
En grandes dosis, causa también intranquilidad, ansiedad y graves alucinaciones
visuales y auditivas.
A más largo plazo, su consumo puede dañar
determinadas zonas del cerebro, lo que
puede provocar graves depresiones y pérdida de memoria.

OTROS RIESGOS
Las tabletas o píldoras que se venden como
"éxtasis" pueden contener otras sustancias
potencialmente peligrosas cuya concentración y efectos pueden variar mucho.
Como cualquier otra droga ilícita, el éxtasis
también obnubila la capacidad de discernimiento y aumenta las posibilidades de que
se tomen decisiones desatinadas, como tener
relaciones sexuales sin protección y compartir agujas. De ahí que los que lo consumen corren el riesgo de contraer el
VIH/SIDA, hepatitis u otras enfermedades infecciosas.
 








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